Fotografía y Pintura Digital

viernes, 14 de diciembre de 2012

Historia Verdadera de la Humanidad

Versión resumida.

Luzbel, “el portador de la luz” y comandante de la división de Arcángeles, cansado de todas las injusticias, atrocidades, inmoralidades y abusos realizados en su nombre. Y de las incansables calumnias, falsedades y fraudes cometidos con alguno de los apodos que le han impuesto.

Tomo un día un lápiz y un cuaderno y decidió escribir la Historia Verdadera de la Humanidad. Desde la fecha en la cual apareció el primer hombre sobre la superficie de la Tierra. Para ello, decidió ir a la orilla del mar por donde surgió el primer mamífero terrestre, antecedente del hombre. De él, surgió la Humanidad varios millones de años después.

Erigió la orilla del mar, por ser el símbolo de la separación de la tierra y las aguas y por ser, el lugar del nacimiento de la mujer, cuando tomo en sus manos, la espuma del mar, y le soplo.

En su marcha hacia el mar: cruzó montañas, ríos, arroyos, pantanos y esteros. Padeció: fríos, calores, lluvias, nevadas y huracanes. También paso por estepas, llanuras, valles, sábanas y desiertos. Nada lo detuvo. Nada lo desanimo o le hizo perder de vista su meta. Al fin, la Humanidad conocería la verdad, nunca más una mentira sobre el origen del hombre y de la mujer; sobre todo de la mujer; hecha a imagen y semejanza suya.

Viajo durante sesenta y seis días y noches, sin tomarse un momento de reposo. Comió lo que encontró a su paso o los alimentos regalados por los habitantes de los pueblos por donde paso.

Al término de su peregrinaje, llegó a la playa extenuado y jadeando, se postro en la arena fina y tibia y tomo un respiro antes de iniciar su escritura sobre la Historia Verdadera de la Humanidad. También el Señor, tomo un descanso al séptimo día de la creación. Entonces, porqué él, no lo tomaría.

Al día siguiente al despertar, recibió en todo su cuerpo los inclementes rayos del sol y un calor sofocante, le dio los buenos días. Desbarato su atado que llevo consigo durante todo su andar, como la joya más preciada, tomo lápiz y papel y se dirigió a la orilla del océano; para ello, subió la duna que lo separaba del mar, y una vez en la cumbre, se dirigiría hasta donde las olas rompen, y ahí, con los pies bañados con la espuma con la cual formo a la mujer, escribiría su historia… pero cuál sería su sorpresa...

 … Dios había vaporizado la mar.